martes, 21 de julio de 2009

Historia de la devoción a la Virgen del Carmen

Su nombre viene del Monte Carmelo, en Israel o Tierra Santa. A este monte se retiraba a rezar el profeta Elías (siglo IX a.c.), y en ocasión en la cual Dios había castigado a su pueblo rebelde con un verano de tres años, Elías estando rezando en la cima del Monte Carmelo envió a su secretario a que observara en el horizonte para ver si veía algo. El otro volvió a contarle que se veía una pequeña nube. Con esto entendió Elías que ya iban a llegar las lluvias Y en efecto la nube fue creciendo y se convirtió en una inmensa y muy provechosa lluvia que alegró enormemente a aquellas gentes que llevaban 36 meses sin agua. (1 Re 18, 17-45)

La Iglesia Católica ha creído que esa nubecilla que apareció en el Monte Carmelo era imagen o anuncio de María, la cual al aparecer en este mundo nos trajo la más bella noticia: la de que con Ella, por medio de su Hijo Jesucristo, nos llegaría la más grande y provechosa lluvia de gracias sobre todos nosotros, pobres, pecadores (Carmen significa: tierra fértil que produce muy buenos frutos. Eso es la devoción a Nuestra Señora del Carmen)

Desde hace muchos siglos se reunieron en el Monte Carmelo varios monjes a rezar y hacer penitencia, y la gente los llamaba Los Carmelitas. Estos religiosos le tenían una gran devoción a la Virgen Santísima y le erigieron un templo en esa hermosa montaña.

Pero en el siglo XI d. c. llegaron los mahometanos, terribles enemigos de la religión católica, y destruyeron todo a sangre y fuego. Muchos monjes murieron mientras cantaban himnos a la Santísima Virgen, pero algunos lograron huir y embarcarse y llegar hasta Italia. Allá empezaron a propagar la devoción a la Santísima Virgen y las gentes los seguían llamando Los Carmelitas.

Entre los monjes llegados del Monte Carmelo hubo uno que se hizo célebre por su santidad, por su amor a la Virgen y sobre todo por una aparición que recibió. Fue San Simón Stock. Dice la tradición que un 16 de julio de 1251 la Santísima Virgen se le apareció y le prometió conceder ayudas muy especiales a quienes lleven el Santo Escapulario como un acto de cariño y devoción de honor de la Madre de Dios y con deseo de convertirse y lleve una vida más santa.

Antiguas tradiciones narraban que la Santísima Virgen había prometido visitar en el purgatorio a sus devotos el sábado próximo a la muerte de ellos y concederles descanso. Por eso la devoción a la Virgen del Carmen está muy ligada a la devoción a las benditas almas.